2 Dividió David el ejército en tres cuerpos: un tercio a las órdenes de
Joab; un tercio a las órdenes de Abisay, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y
un tercio a las órdenes de Ittay de Gat. Y dijo David a su
ejército: «Yo
mismo saldré también con vosotros.»
3 Pero la tropa dijo: «No debes salir, porque si nosotros tenemos que
huir, no tendría importancia; aunque muriera la mitad de nosotros no
tendría importancia; pero tú eres como 10.000 de nosotros. Es mejor
que
puedas venir en nuestra ayuda desde la ciudad.»
4 El rey les dijo: «Haré lo que bien os parezca.» Se quedó, pues, el rey
junto a la puerta y salió todo el ejército por centenares y millares.
5 El rey ordenó a Joab, Abisay y a Ittay: «Tratad bien, por amor a mí,
al joven Absalón.» Y todo el ejército oyó las órdenes del rey a
todos los
jefes acerca de Absalón.
6 El ejército salió al campo, al encuentro de Israel, y se trabó la batalla
en el bosque de Efraím.
7 El pueblo de Israel fue derrotado allí por los veteranos de David, y
hubo aquel día un gran estrago de 20.000 hombres.
8 La batalla se extendió por todo aquel contorno y aquel contorno y
aquel día devoró el bosque más hombres que la espada.
9 Absalón se topó con los veteranos de David. Iba Absalón montado
en un mulo y el mulo se metió bajo el ramaje de una gran encina. La cabeza
de Absalón se trabó y quedó en la encina colgado entre el cielo y la tierra,
mientras que el mulo que estaba debajo de él siguió adelante.